Soberanía alimentaria
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hay capacidad de alimentar a muchas más personas de las que actualmente viven en el planeta. No obstante, a nivel mundial más de 800 millones de personas padecen hambre.
Derecho a la alimentación
En apenas un 10% dicha situación se debe a guerras o catástrofes. En un 90% de los casos la causa del hambre no es la falta de alimentos, sino el hecho de que a muchas personas no se les permite ejercer su derecho a la alimentación.
Hambre – un resultado de la economía globalizada
El hambre en los países del Sur global es también una consecuencia de estructuras productivas, orientadas al mercado mundial: se cultiva acorde a las necesidades y/o predilecciones de consumo de las sociedades del Norte global, sin considerar la escasez de alimentos que ello suele generar para la población en los países productores.
¿Quién controla la producción y la comercialización?
Por tanto, no sería suficiente aspirar únicamente a la disponibilidad de alimentos (“seguridad alimentaria“), sino se trata de asegurar el control sobre las condiciones de producción y comercialización en manos de las productoras y productores (”soberanía alimentaria“). Este concepto lleva intrínsicamente el reconocimiento del derecho de todos los pueblos y países a definir autónomamente su política agraria y alimentaria, con el objetivo de garantizar que cada persona pueda alimentarse en un marco de autonomía y dignidad.
Empoderar a las mujeres
El DMO y sus organizaciones contraparte están convencidos de que el camino más eficaz para reducir el hambre y la malnutrición de todas las personas es aunar el empoderamiento económico de mujeres y niñas y la soberanía alimentaria.
Por ello, priorizamos proyectos en los siguientes ámbitos:
- Producción agroecológica de alimenticios básicos
- Microcréditos y creación de sistemas financieros alternativos
- Fomento de empresas agrícolas autogestionadas y/o sistemas alternativos de mercado
- Economía familiar campesina (en el marco del desarrollo local rural)
- Manejo sostenible de los recursos naturales (suelos, agua, protección de las especies)
En los proyectos se fomenta, además de proporcionar conocimientos técnicos, la independencia organizativa de las productoras y su fortalecimiento gremial. Se alienta a las mujeres a organizarse y luchar por sus derechos a la tierra y la propiedad. Lograrlo es la única manera para asegurar el dominio sobre sus bases productivas en el largo plazo.
Los hechos
El 80% de todas las personas que sufren hambre vive en zonas rurales donde a menudo no tienen acceso asegurado a la tierra. A nivel mundial, las mujeres disponen apenas del 10% de las tierras cultivables, a pesar de ser históricamente las responsables de la producción de alimentos básicos y de la alimentación de la familia.
La mitad de todas las pequeñas agricultoras y agricultores padece hambre, no pueden vivir de su trabajo. Frecuentemente no cuentan con medios de producción apropiados (semillas, tierra, agua) ni pueden influenciar la definición de los precios y la comercialización de sus productos.
El 70% de todas las personas que padecen hambre son niñas y mujeres. Esto demuestra lo peligroso que resulta para niñas y mujeres la combinación entre escasez de alimentos y discriminación estructural por razones de género. Juega un papel relevante la vigencia de patrones culturales interiorizados de abnegación femenina/maternal. Ellos “exigen” a una mujer optar por sufrir hambre ella misma, p.e. en un caso de emergencia, en vez de ver padecer de hambre a su familia.